jueves. 25.04.2024

Pimes post Covid ¿Y ahora qué?

Es sabido que un 80% del empleo en España está en manos de las Pymes y autónomos, por lo que cualquier salida hacia la normalidad pasa forzosamente por ellas.

 

Estamos ante un escenario que antes del Covid ya era definido por algunos como un mundo VUCA (Volátil, Incierto, Complejo, Ambiguo), los últimos acontecimientos no han hecho más que incrementarlo.

 

En él, las Pymes, además de los problemas que vienen arrastrando,  como la reivindicación de un sistema fiscal equitativo, unas leyes y reglamentos que cumplan con los criterios de equidad y proporcionalidad, el exceso de burocracia, la complejidad administrativa, la dificultad del acceso a  una financiación adecuada o a la contratación pública y los problemas de liquidez derivados de la demora en los cobros  a tiempo justo, también  deben hacer frente a los nuevos  retos que plantean la irrupción de las nuevas tecnologías, o las consecuencias  del covid19, ya que éste  no ha hecho más que acelerar una crisis que  se venía intuyendo y ha puesto en evidencia muchos de los errores cometidos durante estos últimos años en materia económica, social y medio ambiental, que urgen remediar.  

 

Por otra parte, la empresa que desee sobrevivir en este nuevo escenario debe asumir que no puede sustraerse de los problemas de la comunidad donde recoge sus beneficios y debe apartarse de métodos como la especulación, la explotación humana, la de los recursos naturales, el abuso de poder o la información privilegiada, para integrar buenas practicas de responsabilidad y incorporar los valores en su adn.

 

Sin embargo, disponemos de los objetivos de desarrollo sostenible de la agenda 2030 de la ONU que presentan unos retos ineludibles, pero que se pueden traducir   en oportunidades para aquellos que, llevados por un espíritu emprendedor, quieren apostar por iniciar un camino innovador y de compromiso con la sociedad, con garantías de éxito.  

 

Al contrario de lo que podría parecer en un principio, las pequeñas y medianas empresas se encuentran bien posicionadas para desarrollar políticas de innovación y Responsabilidad Social Empresarial. Las prácticas de RSE, a pesar de que no siempre están identificadas como tales, son habituales en muchas de ellas.

 

Esta buena posición se produce porque las microempresas, pequeñas y medianas, son empresas de proximidad y habitualmente tienen una relación estrecha con la comunidad en la que desarrollan su actividad.

 

Por otra parte, las pequeñas y medianas empresas pueden ser empresas muy agiles, con una gran capacidad de adaptación a los cambios, a causa de su estructura flexible y poco burocratizada. Esto no quita que se encuentran con dificultades específicas para acometer políticas de RSE, sobretodo en relación a la necesidad de diseñar instrumentos de gestión, evaluación y comunicación a su alcance, a las limitaciones de recursos y a la falta de formación y de conocimientos.

 

También porque las Pymes  gozan de los valores intrínsecos  de lo pequeño, del valor de lo local , de su buena disposición  a la economía circular, de su vocación de perdurar en el tiempo,  de su  imposibilidad de deslocalización, del mantenimiento de un propósito  impulsor que ,la mayoría de las veces,  va más allá de solo ganar dinero  y de una buena estabilidad,  como muy bien ha dejado patente el profesor Miguel Ángel Malo de la Universidad de Salamanca, cuando corrobora  que   “El menor riesgo a perder el empleo se da en las personas que trabajan en las PIMES “.

 

Por esto es necesario recuperar el papel de las Pymes, tan arraigadas en la sociedad, como empresas con rostro, que además de los múltiples problemas para su supervivencia frente a la globalización, se enfrentan al reto de que la RSE sea secuestrada por las grandes corporaciones. Pero, además, es sabido que el mejor modo de impulsar alguna gran empresa es manteniendo un abundante número de pymes.

 

Por este motivo es necesaria la articulación de estrategias colectivas específicas para micro, pequeñas y medianas empresas y que estás sean capaces de superar sus limitaciones. Solo así́ podremos avanzar hacia una economía y unas empresas más centradas en las necesidades de la sociedad.

 

Porque no todo en la vida es economía y en el centro de todo debe estar la vida y con ella la sociedad y las personas, crece el numero de personas que quieren activar un compromiso real desde la proximidad donde las Pymes y las organizaciones pueden ser los catalizadores.

 

Estas Pymes deberán sustentarse más que nunca en un trabajo en red, coordinadas para compartir conocimiento, experiencias, formación, reivindicar sus derechos y encontrar referentes para dar respuesta a lo que la sociedad demanda. Donde el asociacionismo, más que necesario, es imprescindible, para defenderse. Porque como muy bien apunta Adela Cortina “Lo débil hay que protegerlo, porque no hacerlo es inmoral”.

 

Pimes post Covid ¿Y ahora qué?
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