jueves. 25.04.2024

Pagos superiores a mil euros y bancos. Falta equilibrio

Buenos días.

 

Ciertamente en estos días de vergüenza por lo que sucede al Este de nuestra vieja y queridísima Europa, da reparo hablar públicamente de cualquier otra cuestión. Así pues, ante todo, disculpas.

 

Está de actualidad (o lo estaba antes de que la guerra borrara de los informativos incluso con las noticias sobre la COVID) la polémica en torno a las dificultades de acceso a las entidades bancarias; dificultades que afectan sobre todo a la población de mayor edad.

 

Ante tales dificultades, el primer impulso es ponernos de parte del usuario y contra el banco. Ya les digo que también es el mío y no voy a cambiarlo. El artículo no va por ahí.

 

Pero hay otra cuestión a la que llevo tiempo dándole vueltas; procesalmente solemos decir que se trata de una cuestión previa: ¿por qué los bancos han alcanzado esa posición? ¿por qué no hay alternativa? ¿quién ha dado tamaño poder a estas sociedades mercantiles?

 

Empiezo por el final, la resaltada adjetivación de sociedades mercantiles:

 

Y es que en el ejercicio diario me encuentro continuamente con una pregunta de los clientes: ¿qué está obligado el banco a hacer en tal caso o en tal otro?

 

Cuando respondo “lo que quiera o le convenga” la cara de asombro suele ser lo más habitual.

 

Y es que los bancos son sociedades anónimas (como una empresa hotelera, como Air Europa, como la clínica Quirón, como Movistar, como McDonald’s ... o como cualquier otra SA o SL que se nos ocurra). Dicho de otro modo, son sociedades con ánimo de lucro que se deben a sus accionistas, a los que han de rendir el mayor beneficio posible.

 

Por supuesto, tienen mucha normativa a la que someten una parte de sus actuaciones; también tienen normativa reguladora las demás sociedades mercantiles ¿acaso una clínica privada, una línea aérea o el bar de la esquina no tiene también normativa que cumplir en materia de salud, seguridad o sanidad?

 

Ya hemos dado el primer paso: Hemos situado a los bancos como lo que son, entidades particulares con ánimo de lucro.

 

Vamos con la segunda parte del asunto: por qué han asumido ese poder, esa posición dominante, si se me permite.

 

Tenemos la respuesta tradicional -no por ello menos cierta-: porque tienen el dinero y lo prestan y por tanto son poderosos. En esto estamos de acuerdo. Pero hay otra razón y es el leitmotiv (me encanta usar palabras rimbombantes, ojo está en el DRAE) de este artículo:

 

Las restricciones de los pagos en metálico a un máximo de 1.000 euros.

 

Desde el día 11 julio 2021 está en vigor la nueva redacción del art. 7 de la Ley 7/2012, de 29 octubre, de modificación de la normativa tributaria y presupuestaria y de adecuación de la normativa financiera para la intensificación de las actuaciones en la prevención y lucha contra el fraude. En definitiva, lo que dice el articulillo en cuestión es que el importe máximo que puede pagarse en efectivo por operación es de 1.000 euros cuando una de las partes es un profesional.

 

Resaltamos por operación porque no es por pago, sino por operación y lo explicamos con un ejemplo: pensemos en una operación de 1.300 euros. Si esa operación se paga mediante una transferencia de 900 euros y 400 euros en efectivo, resulta que estamos infringiendo la norma porque “el total de la operación” es de más de 1.000 euros.

 

Antes, hasta 2021, la cantidad era algo mayor, concretamente 2.500 euros.

 

Ojo, la sanción es importante y, además, son responsables las dos partes tanto aquél que paga como aquél que cobra.

 

El apartado 5 del mismo artículo 7 dice que la limitación no existe cuando (abreviando) el pago se haga a través del sistema bancario. Traducido a la práctica: casi la totalidad de las operaciones de una mínima enjundia se han de hacer contratando OBLIGATORIAMENTE los servicios de un banco.

Ya hemos dado el segundo paso para describir el cuadro.

A partir de aquí, tocan las reflexiones:

1. Por supuesto, es fácil entender que la prohibición puede resultar útil en la lucha contra el fraude fiscal.

2. De otro lado, también vemos y tememos estar ante una restricción de nuestras libertades individuales que, por tanto, debe ser aplicada únicamente en lo estrictamente necesario.

3. Pero a lo que íbamos, falta equilibrio. Si para para pagar usando el dinero emitido por el Estado nos vemos obligados a contratar una entidad privada es normal que se generen desequilibrios y ello porque:

  1. Como hemos visto “hay de pasar por el aro del banco” para hacer la mayoría de los pagos de más de 1.000 euros,
  2. Los bancos son mercantiles cuya finalidad por definición es la obtención de beneficios, y
  3. Hoy día apenas quedan unas pocas entidades bancarias en toda España, lo que en realidad constituye ya un oligopolio por falta de suficiente competencia.

 

Así las cosas, reiteramos, lo lógico (diríamos que natural) es que los bancos a la hora de tomar sus decisiones prioricen el beneficio sobre las demás cuestiones.

 

¿Quién debe asumir la responsabilidad de dotar a la sociedad de sistemas que permitan evitar esa dictadura bancaria? Pues el mismo que les dio ese poder: Nuestros políticos. Todos, sin excepción. Y es que en 2012, cuando esta norma cobró pleno vigor estaba en el poder el Sr. Rajoy y en 2021, cuando se ha bajado el importe de 2.500 euros a 1.000 el que está en el poder es el Sr. Sánchez, o sea que aquí no valen excusas ni partidismos, les corresponde a todos esa responsabilidad.

 

Y es que esos políticos nuestros de cada día, nuestra Administración debe adoptar medidas para conseguir volver al balance, al equilibrio.

 

Medidas las hay: Desde una adecuada y mayor regulación de algunos aspectos de la actividad bancaria hasta la creación de sistemas alternativos de pago que permitan el control del fraude fiscal sin necesidad de obligarnos a pasar por lo que al banco se le ocurra imponernos en cada momento.

 

Mientras eso no ocurra, seguiremos asistiendo a iniquidades, seguro.

 

Por cierto, si quieren aumentar su inquietud por este asunto, piensen que -con el sistema actual- de cada cosa mínimamente importante que hagan en su vida, al menos un banco va a tener toda la información. ¿Le sorprende menos ahora esa llamada casual de su entidad bancaria el día antes de que expire ese seguro cuyo pago tiene usted domiciliado en la cuenta?

 

Esto da para otro artículo, o más... que tengan ustedes un buen día.

Pagos superiores a mil euros y bancos. Falta equilibrio