jueves. 28.03.2024

Las preocupaciones: una enfermedad universal

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No importa tu edad, ni tu profesión, la clase social a la que pertenezcas o la época en que te ha tocado vivir. Las preocupaciones afectan a todos, sin discriminación, y la clave de la gente feliz es que saben gestionarlas.


No es fácil. Lo admito.

 

En general, tendemos a ponernos nerviosos y a imaginar cientos de situaciones hipotéticas (y a veces altamente improbables) que nos confunden y nos hacen perder perspectiva del problema real.


Dale Carnegie, escribió un libro “Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida” en las que nos enseña algunas pautas. No es que puedas suprimir las preocupaciones (siempre las hay y son inevitables) pero, mediante un sencillo método de análisis, tus preocupaciones se evaporarán como por arte de magia.


Toma nota.

La regla número uno para resolver un problema es conocer los hechos. Recopila toda la información posible de un modo imparcial y escribe acerca de las siguientes reflexiones:

1- ¿Qué es lo que me preocupa? 2- ¿Qué puedo hacer al respecto? (anota varias opciones si las hay) 3- ¿Qué voy a hacer? 4- ¿Cuándo voy a hacerlo?


 

Escríbelo, atrévete a hacerlo, sé valiente. No es ninguna tontería. Escribir todos los puntos anteriores te obligará a sentarte y a reflexionar con calma en el orden adecuado.


Si consigues dominar estas cuatro sencillas reglas, verás como la solución aparece, tu preocupación disminuye y tomarás decisiones con más aplomo y seguridad. Y lo que es más, si lo haces te demostrarás a ti mismo que te has dominado y has elegido afrontar tu inquietud.

Las preocupaciones: una enfermedad universal