jueves. 28.03.2024

Los integristas del patrimonio y del medio ambiente

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Dos noticias menores me han llamado la atención esta semana pasada. La primera, la denuncia por parte de ARCA ante la posibilidad de que el Ayuntamiento de Palma otorgase una licencia de demolición de un inmueble en el Paseo Mallorca.  La segunda, el informe desfavorable de la Comisión de medio ambiente para la mejora del trazado de la carretera de S’Estanyol a Llucmajor. No pretendo juzgar en ningún caso la labor legítima que realiza ARCA (y en muchos casos por el bien de nuestro patrimonio arquitectónico), ni tampoco menoscabar los argumentos técnicos de la CMAIB, seguramente debidamente apoyados en la legislación vigente.

 

Sobre el primer caso, creo que existe en muchos círculos una necesidad de hiperprotección injustificada de un inmueble por el mero hecho de pertenecer a una determinada época (en el caso del edificio del Paseo Mallorca, al periodo regionalista) sin estudiar y analizar el valor intrínseco que tiene el edificio: calidad arquitectónica, composición volumétrica, soluciones constructivas, elementos ornamentales…etc. El proteger por el proteger.

 

En cuanto al segundo caso, de la suspensión de un proyecto de mejora de una carretera estrecha, peligrosa y con intersecciones conflictivas (la propuesta contempla los últimos 4km que restan para completar la ejecución de la totalidad del trazado), resulta que según el informe “se han observado dos nidos de milanos con crías a unos 250-500m de la carretera”. En fin, creo que es para hacérselo mirar.

 

Pero hagamos un viaje en el tiempo y vayamos unos siglos atrás: estamos en la Mallorca del s. XIII recién reconquistada por la Corona de Aragón, donde los nuevos dueños de la isla deciden demoler el templo musulmán de Madina Mayurqa para construir un gran templo cristiano, la Seu. Bien, ¿cuál hubiera sido el criterio de los férreos defensores del patrimonio de haber estado allí? Está claro que su oposición a la destrucción del templo musulmán nos hubiera impedido disfrutar de la maravilla que tenemos hoy en día. Vayamos a tiempos más modernos en ese mismo edificio, hasta principios del siglo pasado, en los que Gaudí intervino en el interior del templo, liberando el espacio del coro central en una intervención atrevida y moderna, que hoy en día hubiera encontrado grandes opositores. Evidentemente, tampoco nos podríamos pasear por muchos de los espacios más emblemáticos de Palma, como la Plaça Major o la Avenida Jaime III. La primera ocupa el espacio del antiguo convento de Sant Felip Neri y la segunda es fruto del Plan Alomar de 1943 que suponía llevar a cabo nuevos trazados viarios en el tejido urbano existente, dos actuaciones impensables hoy en día.

 

Algo similar ocurre con el trazado de las infraestructuras. Tenemos el caso de la carretera de S’Estanyol en el que para salvar un nido de milanos ralentizamos una tramitación que en caso de ejecutarse de una forma más ágil, quién sabe si podría salvar alguna vida humana, que aunque suene demagógico puede ser real. Tres cuartos de lo mismo sucede con la autovía de Campos… ¿a qué esperan?

 

Volvamos de nuevo unos años atrás hasta 1932, a los tiempos de la II República, en los que gracias a los planes de ayudas para las carreteras y al osado diseño del ingeniero Antonio Parietti, hoy disfrutamos de la carretera de Sa Calobra, un trazado que suponía para aquel entonces un hito para la ingeniería de todo el país. Imaginemos por un momento el ejecutar dicho vial a día de hoy: excavar más de 30.000 m3 de roca viva en zonas calificadas como ANEI’S, AANP, ARIP, APR de todas las clases; LIC’s, ZEPA’s donde habitan especies animales y vegetales de todo tipo; Paraje natural, Patrimonio de la Humanidad…creo que no me dejo nada. Un imposible o un calvario para los impulsores y técnicos del proyecto.

 

En fin, que muchos de los edificios, espacios públicos e intervenciones en el territorio que están hoy protegidos hasta la médula son fruto de intervenciones audaces, modernas y controvertidas para su tiempo, y gracias a que se llevaron a cabo las siguientes generaciones podemos disfrutar de su existencia. A ver si toman nota, que entre poc i massa

Los integristas del patrimonio y del medio ambiente