viernes. 19.04.2024


La nueva normativa  dará a todos los actores implicados dos años para adaptarse. Con todo, hay que subrayar que muchos de estos actores, como grandes cadenas de distribución de alimentos o administraciones municipales, ya toman medidas en la línea que marca el articulado.


El texto regula toda la problemática de la gestión de residuos señalando desde el principio que “el mejor residuo es el que no se produce”. En este sentido, la reducción de los plásticos es uno de los objetivos principales.

 

Así, a partir de 2021, no se podrán comercializar bolsas de plástico de un solo uso y sólo se permitirán compostables en establecimientos de venta a granel; las anillas de latas y botellas de bebidas sólo podrán ser biodegradables; las bandejas para alimentos, los vasos, los cubiertos, las cañitas para bebidas, los bastoncillos de las orejas, los bastoncillos para caramelos y los platos de plástico de un solo uso sólo se podrán comercializar si son compostables.


 

Además, los cosméticos y dentífricos no podrán contener microplásticos o nanoplásticos; se tendrán que comercializar las versiones reutilizables de mecheros, cartuchos y tóneres de impresora y fotocopiadora; las cápsulas de un solo uso de café, infusiones, caldos y otros utilizadas en cafeteras se tendrán que fabricar con materiales compostables o bien tendrán que ser fácilmente reciclables. En todo caso, estarán sometidas a responsabilidad ampliada del productor.


 

En la línea de prevención de generación de residuos, se promoverá la instalación de fuentes de agua potable o el suministro en envases reutilizables y no se podrán distribuir bebidas en envases de un solo uso a las instituciones públicas.


 

Además, la Ley también establece que los establecimientos de hostelería y restauración siempre ofrecerán a los clientes la posibilidad de consumir agua no envasada apta para el consumo humano, de manera gratuita y complementaria.


 

En los acontecimientos públicos que cuenten con apoyo de las administraciones públicas, se tendrán que implantar alternativas en venta y la distribución de bebidas envasadas y de vasos de un solo uso.


 

Aunque la reducción de los plásticos es uno de los principales objetivos, la Ley también regula otros tipos de residuos. Así, por ejemplo, las toallitas húmedas tendrán que incorporar información sobre los efectos de estas al medio ambiente; las ordenanzas municipales tendrán que incorporar medidas de prevención y minimización del abandono de residuos a las playas, como las cortas de vista de tabaco.


 

También se toman medidas para reducir el despilfarro alimenticio con el objetivo que en el 2030 este comporte la mitad que en el 2020.


 

En materia de reciclaje, se marcan objetivos claros. En el 2021 los municipios tendrán que alcanzar el 50% de reciclaje en materiales como papel, metales, vidrio, plástico y bio-residuos de los residuos domésticos. El año 2030 esta cifra tendrá que llegar al 65%. Con respecto a los envases, se tendrán que reciclar el 75% antes del 2030.


 

Hay que subrayar que, en todo caso, se aplicarán métodos que aseguren que se cumple uno de los principios fundamentales de la Ley: “quien más contamina, más paga”.


 

Con todo, no sólo hay que fomentar el reciclaje para reducir la cantidad de residuos y, por lo tanto, la Ley también prevé objetivos en materia de reutilización. Por ejemplo, en el 2025 un 3% de los residuos domésticos gestionados se tienen que preparar para reutilizarse. En este sentido, hay que destacar que dentro de la tramitación parlamentaria se ha incorporado un objetivo de reutilización de los envases de bebidas para el 2030.


 

Una vez entre en vigor la normativa, quedará prohibida la importación de residuos en plantas públicas de las Islas Baleares. Además, no se podrá incinerar ni verter ningún tipo de residuos sin que antes haya habido un pretratamiento.

Aprobada la nueva ley que le declara la guerra al uso de plástico
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