No es ningún secreto que uno de los pocos sectores del campo en Baleares que son realmente rentables en estos momentos es el relacionado con la viticultura. Cada año crece la superfície de viña cultivada, crece la calidad de los vinos, el volumen de facturación y las exportaciones.
Estas buenas perspectivas pueden quedar estancadas de golpe y no precisamente por las ganas de mejorar e invertir de los productores. El problema viene de Europa y más en concreto del cambio de sistema en la distribución de los derechos de plantación de viñas dentro de la Unión.
Hasta el presente año había funcionado un sistema por el cual no se permitia crecimiento alguno en el total de la Unión Europea. Ahora bién si se arrancaban viñas viejas el propietario se quedaba con unos derechos de plantación que podia usar de diferentes maneras. Bién para replantar o bién para comerciar con ellos. Estos derechos se podían vender y trasladarse de una región a otra e incluso de un país a otro.
Esta circunstancia había ayudado a revitalizar diferentes zonas productoras especialmente de calidad ya que los productores recurrían a la compra de derechos de plantación en otros lugares. Esto es lo que hacían los viticultores de Baleares.
A partir del 2016 el panorama cambia radicalmente. Los actuales derechos de plantación se convertirán en autorizaciones administrativas a partir del 1 de enero. A partir de entonces sólo se podrá plantar viñedo con estas autorizaciones que ya no se podran comprar o vender y que incluso tendrán fecha de caducidad si no se usan.
Esto si, para permitir un cierto crecimiento del sector Europa permitirá a partir de 2017 el reparto de autorizaciónes gratuitas de hasta el máximo del 1% de la superficie vitícola del país, aunque podrían limitarse a cero a criterio del sector en las DDOO. Se supone que se primará a jóvenes y propietarios de tierra, entre otros, si se considera aumentar la masa vegetal.
A partir de ahí se tiene que desarrollar un reglamento que establezca como se va a repartir dentro de España este famoso 1% y aquí es donde entran los temores de los productores locales. Si se realiza un reparto aritmético por regiones Baleares saldrá perdiendo. Actualmente se explotan en Baleares algo menos de 2.000 hectareas de viñedo con lo cual aplicando este criterio el crecimiento máximo seria de 20 hectareas anuales.
Esta cifra es calificada como insuficiente por algunos productores que se ven ahora en un momento muy dulce con posibilidades de ampliar el negocio. Así lo explica el presidente de la DO Binissalem, Josep Lluis Roses.
"Por ejemplo en la Mancha hay sembradas 400.000 hectareas de viña, la mitad de las que hay en todo el Estado, como tienen muchas les puede tocar 4.000 hectareas anuales más, hecho que consideramos desproporcionado" afirma Roses.
El empresario considera que el "Estado debe repartir este crecimiento atendiendo a otros criterios sobre todo priorizando las bodegas que producten un vino de mayor calidad y por tanto de mayor rendimiento económico como son las de Baleares. En caso contrario podemos quedarnos estancados en unos momentos en los que nuestros vinos tienen cada vez mayor prestigio e imagen tanto aquí como fuera de nuestras Islas".
Roses espera que el actual Govern balear tome consciencia de este problema y pida a Madrid unos criterios que no marginen a los productores de Balears y les den posibilidad de continuar el crecimiento de esta actividad.