La asociación de fabricantes de materiales de construcción de Balears (Construïm) afirma que las administraciones locales se han involucrado en colaborar con las pequeñas y medianas empresas de los municipios al verse afectadas por la situación de emergencia sanitaria marcada por la COVID-19. En cambio sostiene la entidad que "estos esfuerzos no se ven reflejados cuando de Investigación, desarrollo e innovación se trata".
Desde Construïm afirman que "solicitar las líneas de ayudas enfocadas en la innovación a través del Gobierno Estatal, resulta un procedimiento muy complicado por la cantidad de memorias y papeles a entregar, sobre todo, para las PYMES que normalmente no cuentan con un departamento específico para estas gestiones".
Así recalcan que "comparando la situación con otras comunidades, como es el caso del País Vasco e infinidad de investigaciones, se demuestra que financiando la innovación a nivel local, se permite llegar a las empresas más próximas y transmitir su tarea de colaborar con la innovación".
Una de las soluciones que se propone es que el Consell de Mallorca ponga en marcha líneas de ayudas a través de la Dirección General de Relaciones Institucionales y Cooperación Local. Otra opción es centralizar el fomento de las subvenciones por parte de los Ayuntamientos de los distintos municipios, ya que sobre todo en la Part forana, PYMES y consistorios, mantienen una estrecha relación de trato directo que supone un avance en cuanto a la solicitud de ayudas.
Focalizando la mirada a nivel local, sería un gran paso lograr una comunicación y estrategia conjunta entre las consejerías. Actualmente, se da el caso de que en la legislatura de Baleares haya demasiados sitios.
La I+D+I es gestionada por tres consellerias diferenciadas: la Dirección General de Innovación, que depende del consejero Juan Pedro Yllanes; la Dirección General de Desarrollo y la Fundación BIT por parte del consejero Miquel Company y la Dirección General de Innovación Turística de Iago Negueruela.
El problema principal es que las tres consellerias actúan sin un objetivo, ni una estrategia común. Esto se resume en un caos absoluto a la hora de solicitar ayudas y financiación, debido a que cada consejería remite a la otra y así sucesivamente sin que las PYMES obtengan ninguna respuesta clara
