jueves. 28.03.2024

La demanda eléctrica de las Islas Baleares en 2020 ha caído un 19,2%. Para encontrar una demanda inferior tenemos que retroceder en el año 2002. Las energías renovables han ganado peso en el mix de producción pero todavía representan un ínfimo 2,4% sobre la demanda eléctrica. Así lo indican los datos ofrecidos por la cooperativa Som Energia.

 

Según los datos publicados por Red Eléctrica, la demanda eléctrica ha bajado en una cantidad nunca vista en las últimas décadas: un 19,2% o casi una quinta parte. Dedo de otra forma, se han dejado de producir un total de 1.200 GWh.

Esta reducción de la demanda eléctrica es de una dimensión inimaginable hace solo un año y que muestra claramente el gran impacto de la crisis sanitaria sobre la actividad de las Islas Baleares.

 

Para encontrar un registro de demanda eléctrica anual pareciendo nos tenemos que remontar en el año 2002, en los inicios del periodo de crecimiento turístico y urbanizador que acabaría con el estallido de la burbuja en 2007-2008.


La totalidad de la reducción de la cantidad de electricidad requerida la han asumido las fuentes de energías fósiles, principalmente el carbón. El cierre de la central térmica de Se Murterar implica una reducción drástica de la producción eléctrica con carbón y, por extensión, de las emisiones de CO₂.



No obstante, el vacío que ha dejado el carbón lo ha sustituido otro combustible con fuertes emisiones de gases causantes de la crisis climática: el gas fósil. Si bien no emite el mismo grado de emisiones por MWh producido, no está exento de emisiones a la vez que para su extracción y transporte también se incurren en importantes emisiones de CO₂ y pérdidas a la atmósfera.



En general, las emisiones de CO₂ ligadas a la producción eléctrica son menores, pero todavía no son nulas, objetivo último que tenemos que perseguir como sociedad y que perseguimos como cooperativa de energías renovables.


Un resultado sorprendente de los datos anuales de la demanda y producción eléctrica es la contribución estancada -incluso descendente- de la energía solar fotovoltaica. Es cierto que su producción depende de las condiciones atmosféricas anuales, pero llama la atención que con tantas noticias de nuevos parques solares fotovoltaicos anunciados en el territorio de las Islas Baleares, no se haya visto reflejado todavía en la producción anual.



Otro capítulo a analizar correspondería a la autoproducción solar fotovoltaica tanto doméstica como de las empresas. El auge de esta modalidad para aprovechar cubiertas, tejados, aparcamientos, etc. todavía está para llegar y esperamos que en los próximos años se pueda observar un cambio de tendencia.

La demanda eléctrica balear se desploma y las renovables no crecen