jueves. 28.03.2024


Así lo ha explicado este miércoles la presidenta del banco, Ana Botín, muy satisfecha con las cuentas de 2018, un año "excelente" para el Grupo, pero en el que también ha tenido que afrontar marejadas puntuales como el fichaje frustrado de un nuevo consejero delegado, el italiano Andrea Orcel, procedente del banco suizo UBS.

 

El Santander tuvo que renunciar hace apenas 15 días a contratar al banquero italiano, cuyo fichaje había anunciado a bombo y platillo el pasado septiembre, tras conocer el precio "inaceptable" que tendría que pagar por los compromisos adquiridos con UBS.



De esta forma, el consejero delegado, José Antonio Álvarez, seguirá en su puesto "de forma indefinida", ha confirmado Botín, que ha alabado su gran trabajo "como muestran los resultados del banco", que no eran obstáculo para que hayan estado a punto de sustituirle por Orcel.



También ha quedado aplazada, al menos hasta finales de marzo, la jubilación del vicepresidente del Grupo y presidente de Santander España Rodrigo Echenique, cargos que iba a ocupar Álvarez y para los que ahora deben buscar un nuevo candidato dentro y fuera del banco.



Botín también ha reclamado al Gobierno que ponga en marcha una política fiscal más ortodoxa y ha abogado por la consolidación fiscal para que la economía española siga creciendo y se creen más empleos y de mayor calidad.



También ha insistido, como hizo recientemente en Davos, en que las empresas paguen los impuestos donde generan sus beneficios, al igual que hace el Santander, que, sólo en 2018, ha pagado 5.200 millones de euros en impuestos.



Preguntada por la compra del Banco Popular, ha defendido que si la intervención de la entidad no se hubiera llevado a cabo y el Santander no lo hubiese adquirido por un euro, la quiebra habría tenido un coste de 36.000 millones para el contribuyente español, es decir, unos "3.000 euros por familia".



En cuanto a las cuentas anuales, por áreas regionales, Latinoamérica obtuvo un beneficio neto de 4.228 millones de euros, un 1,6% menos, debido al impacto de los tipos de cambio, sin los que las ganancias hubieran crecido un 16,5%.



Brasil volvió a ser el país donde Santander ganó más dinero, 2.605 millones de euros, un 2,4 % más, mientras en España, el beneficio fue de 1.462 millones, un 36% más, después de sumar a los 1.458 millones, que obtuvo con su actividad puramente bancaria, los 246 millones del área de financiación al consumo (SCF) y restar las pérdidas de 242 millones del área inmobiliaria.

En México, la entidad ganó 760 millones de euros, un 7 % más, y en Chile 614 millones, un 4,9 % más; en EEUU obtuvo 552 millones (+35,4%); en Reino Unido logró 1.362 millones (-9%) y el área de consumo (SCF) consiguió 1.296 millones (+3,4%), mientras que el centro corporativo registró unas pérdidas de 1.721 millones.



En cuanto a los principales márgenes de la cuenta, el de intereses -que recoge los principales ingresos- se mantuvo en 34.341 millones, igual que el bruto -que añade comisiones- y que sumó 48.424 millones, mientras el neto se elevó un 0,7%, hasta los 25.645 millones.



El grupo ha conseguido culminar con éxito su plan estratégico a tres años, cuyo foco era la vinculación de clientes, lo que le ha permitido mantenerse como uno de los bancos más rentables y eficientes entre sus competidores, con un retorno sobre capital tangible (RoTE) del 11,7% y una ratio de eficiencia del 47%.



Los préstamos y anticipos a la clientela crecieron un 4%, hasta 848.914 millones de euros, con una morosidad que mejoró hasta el 3,73% desde el 4,08% de 2017, en tanto que los depósitos de los clientes se mantuvieron en 780.496 millones.



La entidad ha seguido avanzando en su digitalización y la cifra de clientes que utiliza estos servicios aumentó en 6,6 millones y suma ya 32 millones.

Santander gana un 18% más en 2018 y prepara un "ambicioso" plan estratégico