YouTube es un ‘mundo paralelo’ absolutamente desconocido para muchos, pero seguido masivamente por un sector de la población cada vez más grande. Si el ‘mundo real’ tiene sus estrellas en los principales presentadores de la televisión convencional, como Jorge Javier Vázquez o Matías Prats, estos tienen su réplica en los ‘youtubers’ más seguidos, que acumulan millones y millones de seguidores… así como millones de euros en ganancias, que les llegan tanto por los ingresos que generan las reproducciones de sus videos como por las promociones publicitarias que hacen para un número creciente de marcas.
En este mundo de ‘youtubers’ y ‘streamers’, se ha producido en las ultimas horas una conmoción: el madrileño Rubén Doblas, conocido como El Rubius, el creador de contenido en español más seguido del mundo con más de 39 millones de suscriptores ha anunciado que deja España para instalarse en Andorra. No es el primero, pues antes lo hicieron otros de los más conocidos, como Vegetta, WillyRex, Lolito o el alhameño The Grefg.
Pero ¿por qué se van los influencers de España rumbo al país vecino? Más allá de las explicaciones más o menos increíbles que estos creadores han dado a su legión de fans, la razón hay que encontrarla en el fisco: en España la presión fiscal es creciente y ya llega a un IRPF que obliga a consignar a Hacienda entre un 40 y un 50% de los ingresos. En el principado andorrano, el IRPF tiene un tipo generalizado del 10%. Cuando hablamos de los millones de euros que generan estas jovencísimas estrellas de la nueva generación, eso se nota, y mucho.
Estos jóvenes ricos y famosos no se cortan al explicarlo. “Llevo diez años de mi carrera en YouTube pagando aquí. Yo sé que habrá gente que me critique, pero la gente muchas veces habla sin saber. Sé que va a pasar y no me preocupa", explicaba El Rubius a sus seguidores en los últimos días.
Otros incluso han sido más explícitos, como el alhameño The Grefg, quien no tuvo tapujos en asegurar que no veía bien “eso de donar la mitad de lo que gano porque 'amo a mi país" y que el mallorquín Ampeter explicó que "personalmente" le molestaba que le quitaran "la mitad de lo que ganas”.
Por suerte para los hospitales, las pensiones y los servicios públicos españoles no todos los youtubers piensan igual. Ibai Llanos, la estrella emergente de YouTube, decía a raíz de la decisión de El Rubius que “me da igual que me quiten la mitad porque sigo viviendo de sobra. Si no me he ido a Andorra es porque no me sale de los cojones (sic)”. Por su parte, otro mallorquín, Alexelcapo, hizo un llamamiento a sus compañeros de profesión: “A los streamers y youtubers que seguís por España y estáis pensando ir a Andorra... Pensadlo otra vez, dadle un par de vueltas. Sí, ganaréis más dinero, pero si estáis en la posición de que iros os sea rentable es que tenéis de sobra para vivir. Yo también lo pensé hace años".
¿PERO MERECE LA PENA? Lo cierto es que la tributación en Andorra tiene poco que ver con la española, aunque bien es cierto que el andorrano es un minúsculo país que no llega a los 80.000 habitantes mientras que España supera los 47 millones. En Andorra hay un tipo generalizado de IRPF del 10%, mientras que el Impuesto de Sociedades es del 10%, en ambos casos independientemente del nivel de ingresos.
En España, el IRPF es progresivo en función de los ingresos, y en 2020 va del 19% para ingresos hasta 12.450 € (estando los primeros 5.500 € exentos) al 47% que se aplica a las rentas superiores a los 300.000 € anuales. A estos porcentajes, además hay que añadir el tramo autonómico, que aprueba cada comunidad autónoma, que en la Región de Murcia va del 9,5% a los primeros 12.450 € hasta el 22,5% para las rentas de más de 60.000 €.
De esta manera, según expertos consultados por Murciadiario, un youtuber que generase 1 M€ al año, en Andorra pagaría unos 100.000 € de impuestos, mientras que en España pagaría entre 400.000 y 500.000 en función de su comunidad autónoma de residencia.
A pesar de los innegables beneficios fiscales, no todo es bueno para estos jóvenes millonarios: en las redes sociales ha surgido una gran ola de criticas contra ellos por su insolidaridad con España, máxime en un momento en el que por la pandemia los servicios públicos son más demandados que nunca: los sanitarios, los hospitales, las pensiones o las prestaciones por ERTE o desempleo han permitido que millones de personas no se vean en la ruina en los últimos meses.
