jueves. 18.04.2024

 

El ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, ha bajado al barro para defenderse de las críticas a la legislatura del PP en un debate económico a cuatro un tanto descafeinado en el que ha habido mucha bronca, pero los argumentos sonaban manidos.

 

"Estoy dispuesto a pelearme con los tres", no ha dudado en decir en el punto álgido del debate De Guindos, que se ha quejado de que los representantes de los otros partidos hubieran formado "una especie de tripartito contra el Gobierno".

 

El propio De Guindos y el socialista Jordi Sevilla han acaparado el mayor tiempo del debate y el mayor número de enfrentamientos, en una especie de retorno al bipartidismo que apenas se ha interrumpido cuando Sevilla parecía acordarse del temido "sorpasso" y le lanzaba algún dardo al líder de Unidos Podemos, Alberto Garzón.

 

"¿Va a usted a aclarar de una vez si el modelo que defiende es compatible o no con el euro?", le ha espetado Sevilla al representante de Unidos Podemos, a quien ha recordado su filiación comunista y que sus compañeros de candidatura impidieron un Gobierno de cambio que podría estar ya atajando la situación de emergencia social aludida por Garzón.

 

"Estamos condenados a entendernos", le ha dicho Garzón a Sevilla, a quien ha pedido que "no se equivocara de adversario" y a quien ha intentado atraer al flanco izquierdo del debate sin éxito alguno, mientras en el otro extremo del estudio el portavoz de Ciudadanos, Luis Garicano, era obviado por todos.

 

Sevilla, Garzón y Garicano han usado como estrategia el recordar a las personas que todavía sufren los estragos de la crisis, frente a un De Guindos que ha llegado a defender que "el país ha llevado a cabo el giro más impresionante que se ha dado nunca en la historia de España".

 

"Se va a llevar una gran sorpresa cuando deje el coche oficial y pise la calle, porque el país no es el que está pintando", le ha dicho Sevilla, que también ha hecho referencia a la historia de España y se ha remontado al reinado de Felipe II para poder encontrar un nivel de endeudamiento público tan elevado como el que ha dejado el PP.

 

De Guindos se ha aferrado a las cifras que demuestran que la economía crece y crea empleo, y ha tachado de demagogo a todo aquel que no viera, al tiempo que ha discrepado de la metodología usada por el programa para medir la temporalidad en el mercado laboral.

 

Frente a sus contendientes ha mostrado una cierta superioridad y en un momento del debate ha rehusado profundizar en por qué Bruselas no está pidiendo más recortes a España, ya que tiene que ver con el déficit estructural y "no se va a entender".

 

Ha sido Garicano el más prudente en las formas, que solo ha sacado los pies del tiesto cuando le ha echado en cara a De Guindos que la crisis fue desencadenada por el agujero de unas cajas de ahorros politizadas y mal gestionadas, si bien después no ha dudado en ponerse del lado del ministro en funciones para criticar el modelo económico de Podemos.

Todos contra De Guindos
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