jueves. 28.03.2024

La indignación de los mayores no se jubila y están dispuestos a mantener la batalla hasta conseguir la victoria: que los jóvenes de hoy cobren pensiones en el futuro, explica Paca Tricio, presidenta de la Unión Democrática de Pensionistas y autora del libro "La rebelión de los mayores".

 

Los mayores se consideran un colectivo olvidado y aparcado, pero que se ha despertado, es consciente de su fuerza y la van a utilizar, asevera la cabeza visible de esta organización de mayores, quien recuerda que bajo esa definición se incluyen profesionales de todos ámbitos que tienen mucho que decir y aportar.

 

Tricio defiende que los mayores están muy vivos, pero también alerta de que la soledad es su principal problema.

 

PREGUNTA: ¿'La rebelión de los mayores' (Planeta de Libros) está dirigido a...?

RESPUESTA: Quiero que lo lea todo el mundo, también los jóvenes, porque nosotros reivindicamos en futuro, nosotros ya tenemos una pensión. Lo hacemos pensando en nuestros hijos y en nuestros nietos, en esa gente joven que tiene malos sueldos y pocos tiempos para cotizar.

 

El Pacto de Toledo debe sentarse para arreglar lo que se cacarea que es insostenible; el sistema es sostenible, lo que no hay que hacer es gastar con cabeza y no ahogar al sistema de pensiones.

 

Se lo dedico a toda la gente que está en la calle desde hace un año y que les importa un bledo que llueva o haga calor, continúan reivindicando el derecho a pensiones dignas y a mis nietos, de 11, 8 y 7 años, a los que deseo que dejen un país mejor del que se van a encontrar.

 

P: Los mayores estáis liderando una revolución, ¿por qué en este momento? ¿Cuál ha sido el desencadenante?

La carta de Fátima Báñez (ministra de Empleo y Seguridad Social) en enero de 2018 diciendo que nos daba una paga estupendísima del 0,25% con un tonillo de autosuficiente y paternalista, eso fue el colofón de la resistencia del mayor: hasta aquí, ¿cómo se nos puede insultar de esa manera?

 

P: Los mayores de ahora tienen más formación y muchos de ellos utilizan internet, ¿eso ayuda en la batalla?

R: Los mayores de ahora tenemos no solo una formación, sino una trayectoria profesional detrás y unos estudios detrás. Hemos servido de apoyo al país cuando las cosas estaban mal en la crisis: volvieron nuestros hijos a casa y somos un aporte social y económico de primerísima magnitud. Las playas y los hoteles en invierno los llenan los mayores y eso son muchos puestos de trabajo.

 

P: Y reclaman protagonismo, ¿para?

R: Queremos ser actores de la vida, no queremos ser pasivos, somos ciudadanos de pleno derecho y por tanto no podemos consentir que se nos relegue a un segundo término. Tenemos voz, opinión y a veces da resultados muy buenos, porque tenemos una mochila que nos ha enseñado cómo hay que hacer las cosas cuando te equivocas.

 

P: ¿Se puede dibujar un perfil del mayor?

R: Los mayores somos cada uno de una condición, de un pensamiento, con formaciones distintas, pero cuando se nos toca a todos la misma cosa que es lo económico y la visibilidad, nos unimos. Cada uno tenemos una circunstancia en la vida: unos son literatos, otros abogados, otros pertenecen al colectivo LGTB, otros tienen discapacidad. Como cualquier adulto.

 

P: ¿Cuáles son los principales frentes de reivindicación?

R: El empoderamiento del mayor debe ser desde cada uno de nosotros, nada nos va a poner en la agenda política; debemos ser nosotros lo que provoquemos que nos pongan en la agenda.

 

Aquí estamos, eso es lo que pensamos, lo que queremos y así podemos ayudar a levantar el país.

 

P: ¿Debería haber un ministro del Mayor?

R: Debería, sí, y añadiría que también de la soledad, como tienen en Inglaterra.

 

P: En España, también a los mayores, ¿les pesa mucho la soledad?

R: Muchísimo, la soledad que tienen muchos mayores es peor que la enfermedad. Estar solo de repente porque ha fallecido tu cónyuge es muy duro y si no tienes a tus hijos porque están haciendo su vida, como deben hacerla y es natural, la soledad es tremenda.

 

Quien palía la soledad son los medios de comunicación y los animales, como los perros y los gatos. Hacer una carantoña en casa a un animal palía esa soledad, aunque necesitemos también a los nuestros amigos y seres queridos cerca.

 

P: Entonces, medidas de acompañamiento podrían ser en algunos casos mejor que las medicinas para ese mal de los mayores.

R: Las medicinas curan patologías y los afectos curan el alma. Hay mucha gente que no nos ve y cuando lo hacen, creen que somos un objeto de gasto.

 

P: ¿Se respeta a los mayores?

R: No, porque en muchas ocasiones se nos ningunea y se nos insulta, incluso con palabras preciosas como "viejo" o "anciano". En la antigüedad, los ancianos se reunían con los jóvenes para enseñarles cosas de la vida.

 

P: Entiendo entonces que los mayores se sienten especialmente discriminados cuando...

R: Cuando cumples 67 años y no puedan presidir una mesa electoral. Que yo no pueda que tengo 72 presidir una mesa me parece tan absurdo y gratuito que no entiendo esas condiciones.

 

También cuando vas al médico y te dicen: ¿qué quieres tú con tu edad? Tenemos bastante a menudo esa sensación, como cuando vas a un tribunal por un accidente de tráfico y tienes lesiones y te dice el juez o el médico que eso ya lo tenías antes.

 

P: ¿Qué opinión tienen los nietos de los abuelos?

R: Para aquellos nietos que han convivido con mayores los abuelos somos una referencia, yo tengo tres nietos y es maravilloso como te cuentan cosas que no se atreven a contar a sus padres. Los niños pequeños si crecen con los abuelos tienen un afecto tremendo hacia ellos.

 

P: Pero hay abuelos que necesitan un rescate, como esos "abuelos esclavos"...

R: Una cosa es ser abuelo y otra que tus hijos te utilicen como desahogo continuo de sus situaciones. Los abuelos estamos para echar una mano, no para convertirnos en padres mucho durante tiempo. Los abuelos tenemos nuestras vidas y los hijos deben respetar nuestros tiempos y nuestros espacios.

 

P: ¿Y qué opina de esa etapa en la que los abuelos ya no tienen esa actividad y en la familia se plantea dónde deben vivir según sus circunstancias personales y en algunos casos se interpreta como una "estorbo"?

R: Ante esas situaciones hay que levantar la voz y decir basta ya, eso se llama maltrato. Cuando alguien le dice a una persona que no se puede mover, que está sentada en su silla, que es un parásito, eso se llama maltrato, eso es el edadismo, entre otras cosas.

 

El problemas es que el mayor es a veces maltratado por su familia y eso es terrible, porque lo que hacen es guardárselo y no denunciarlo: callas porque es tu hijo. Hay que decírselo al médico o a un abogado, por eso hay que concienciar a todos los profesionales del entorno del mayor porque el maltrato sicológico es el más abundante y no deja huella.

 

P: ¿Cómo quiere vivir el mayor esa etapa de envejecimiento?

R: Con una tranquilidad económica razonable, que no pierda poder adquisitivo porque con determinadas pensiones te conviertes en pobre, y en este país hay muchos miles de mayores que están en el umbral de la pobreza. Pero hay que abordar la pobreza de las familias y los mayores no queremos que nos suban sin atender a los otros, queremos que atiendan primero a esas familias que no tienen para vivir o que no lo pueden hacer de manera digna.

 

P: Pero mucha gente está convencida de que quedan pocas generaciones que vayan a cobrar pensiones.

R: Vamos a luchar para que no sea así, hay que cambiar la trayectoria porque el país se desharía, la gente migra y no podemos seguir quedándose sin jóvenes; es un dislate económico dejar salir a lo más granado de la formación. La batalla no va a terminar hasta saber que nuestros jóvenes van a tener pensiones.

 

Paca Tricio: "Los jóvenes tendrán pensiones porque los mayores seguiremos batallando"