De acuerdo con las estadísticas publicadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la brecha es superior a la media en países como Alemania (15,5%), Estados Unidos (18,2%), Chile (21,1%), Japón (24%), Estonia (28,6%) y, sobre todo, Corea del Sur (34,6%).
Por el contrario, se sitúan por debajo de ese 13,8% otros como México (11,1%), Francia (9,9%), Colombia (7,7%) y en especial Luxemburgo (3,4%), Costa Rica (3%) y Rumanía (1,5%).
Todas estas cifras se refieren a las diferencias entre las medianas de los salarios de los empleados y de las empleadas a tiempo completo y de los autónomos y autónomas.
La OCDE las ha actualizado con ocasión del Día Internacional de la Mujer, al igual que otras estadísticas que ponen en evidencia las desigualdades de género.
Las mujeres representan el 90% de quienes se dedican a cuidados a personas dependientes, un tipo de empleos que tienden a estar regidos por unas condiciones laborables poco favorables.
La OCDE cita, para ilustrarlo, un estudio en nueve países de la Unión Europea en 2014, donde el 50 % de ese tipo de trabajadores recibían una remuneración de 8 euros por hora, frente a los 12 euros para el 50 % de los que estaban empleados en hospitales.
Las mujeres ocupan en torno a las tres cuartas partes de los empleos del sector sanitario y social, pero generalmente en los puestos peor pagados.
Es verdad que la profesión de médico se ha ido feminizando, ya que las mujeres, que en 1990 eran alrededor del 30 % de los médicos en los países miembros de la organización, han pasado al 40 % en 2000 y al 47% en 2015.
Pero las doctoras siguen cobrando menos, y así por ejemplo en Estados Unidos su remuneración anual es unos 20.000 dólares inferior a la de sus colegas hombres.